Me recuesto en la cálida suavidad de mis sábanas. Siento cómo cada partícula de mi ser se teletransporta a otra dimensión donde yo ya no soy yo, donde no me conoce nadie. Puedo empezar desde el inicio, con un nuevo nombre, con un nuevo rostro. Puedo ser escritora, domadora de tigres, astronauta o algo que ni siquiera exista. Puedo conocer a quien quiera e incluso crear a alguien que encaje con cada uno de mis lados y recovecos. Porque en este mundo todo está por decidir, nada es irremediable.
Comienzo a sentir los sonidos de la mañana en mis oídos. Lucho por no abrir los ojos, pero ya soy consciente de la realidad. No me queda más remedio que esperar a la noche para volver a donde yo ya no soy yo, solo soy quien quiero ser.