domingo, 5 de junio de 2011



Vértigo ante el abismo,
ante los profundos arañazos
que conforman un relieve en mi pecho.

Son ya demasiadas las marcas
en este débil cuerpo.
He de crecer.

La coraza debe ser aún más fuerte,
que resista los golpes del rechazo
o la soledad.

Ojalá pudiésemos nacer
con un alma vieja y
solo sentir el dolor físico que
los años provocan.

Tocar las arrugas en mi cara sabiendo
que contienen la experiencia de toda una vida
y que ya nada puede hacerme daño.